Cuando no hay margen de error. Los "seguritos" recién graduados.

¿Qué harías si tu primera gran decisión como profesional pudiera evitar una tragedia… o costarte el trabajo? Este relato real refleja los desafíos que los jóvenes profesionales enfrentan en situaciones extremas de campo, donde la presión es enorme y el margen de error, nulo. Descubrí cómo la tecnología podría ser tu mejor aliada para actuar con más claridad, confianza y precisión.

4/20/20255 min read

EL DESAFÍO DE SER JOVEN Y RESPONSABLE EN ENTORNOS COMPLEJOS

Cuando uno termina la carrera de Higiene y Seguridad, sale al campo cargado de teoría, muchas ganas… y de muchas preguntas. Y no es para menos. Porque en esta profesión, la primera vez que uno pone un pie en un entorno industrial complejo —como una mina, una planta o una plataforma de perforación— no hay margen para el error. Las decisiones que se tomen pueden salvar una vida… o lamentablemente arruinarla.

Es en ese momento cuando los joven profesionales, se dan cuenta de algo critico: tienen más responsabilidad que muchos de los operarios que lo rodean, pero también una carga y presión inmensa. A veces la falta de experiencia hace que no se entienda del todo lo que está pasando. No se sabe exactamente qué va a pasar si no se toman las medidas correctas. Y sin embargo, debe actuar. Debe liderar. Debe proteger.

Esta es una historia real, pero también es una invitación. Una invitación a pensar cómo la tecnología disponible hoy puede potenciar al profesional, democratizar el acceso al conocimiento técnico, y permitir que la experiencia deje de ser la única fuente válida para resolver situaciones críticas.

Porque no se trata de reemplazar a nadie. Se trata de estar a la altura. De tener las herramientas. De decidir con más seguridad. De cuidar mejor.

CASO REAL: EN CONTRA DE LA OPERACION O A FAVOR DE LA PROTECCION?

Habíamos terminado un pozo y nos preparábamos para empezar otro. La nueva locación parecía estable a simple vista: una superficie blanca, sólida, compacta. Pero lo que se veía desde arriba ocultaba una trampa. La capa superficial, de apenas 10 centímetros de salitre, reposaba sobre una base de arena tan liviana y ligera que bastaba con hundir el dedo para que comenzara a caer.

La situación era crítica. Nadie sabía con certeza cómo se iba a comportar el terreno bajo el peso de una máquina perforadora. Y aunque yo ya no era nuevo, sentía en carne propia esa tensión única que se da cuando todos miran hacia el profesional de Higiene y Seguridad esperando una respuesta.

El perforista proponía hacer un entubado. En ese momento, yo no sabía lo que era un entubado. Y preguntar qué significaba frente a un equipo con décadas de experiencia no era una opción sencilla. Tenía la responsabilidad de tomar decisiones, pero también el miedo de no estar a la altura. La presión social-profesional era enorme. ¿Cómo pedir ayuda sin perder autoridad? ¿Cómo proteger a todos sin tener todas las respuestas?

Fue ahí cuando uno de los estabilizadores de la máquina comenzó a hundirse. El salitre, aparentemente firme, estaba cediendo. El riesgo era inminente. No lo dudé: pedí que retiraran todas las herramientas del pozo y que movieran la máquina. Apenas lo hicieron, el suelo se desplomó. Se formó un cráter de entre 5 y 7 metros de profundidad. No hubo heridos. No hubo pérdidas materiales. Pero pudo haber pasado lo peor.

Esa decisión, que podría haberme costado el trabajo por detener la producción y alterar la operación, fue en realidad la que salvó vidas y protegió el capital. Ese día aprendí que en esta profesión, se lidera desde la conciencia, no desde la edad.

CUANDO LA IA PUEDE MARCAR LA DIFERENCIA

En aquella situación, una herramienta de IA no hubiera reemplazado mi criterio ni mi responsabilidad. Pero sí podría haberme asistido.

Hoy existen modelos con capacidades de investigación profunda en tiempo real y de alcance global, capaces de acceder a bases de datos técnicas, papers internacionales, experiencias documentadas y buenas prácticas de industrias como la minera o la petrolera. Si en ese momento hubiese tenido acceso a una IA entrenada con conocimiento técnico, podría haber consultado qué maniobras se utilizan en casos similares, qué tan eficaz era la opción del entubado, o incluso qué alternativas innovadoras habían utilizado otras empresas ante terrenos con inestabilidad estructural.

También podría haber accedido al significado, procedimiento y riesgos asociados al entubado, sin tener que preguntarlo en voz alta frente a un equipo de trabajo experimentado. Eso me hubiera permitido tomar una decisión con mayor confianza, y reducir el estrés de tener que aparentar seguridad cuando internamente aún habían dudas.

No estamos hablando de una IA que tome decisiones por el profesional. Estamos hablando de una herramienta accesible, desde el celular, que permite consultar, aprender, comparar y anticipar. Una aliada para quienes no tienen décadas de experiencia, pero sí la responsabilidad de actuar.

Porque la IA no reemplaza a nadie. Acompaña. Potencia. Democratiza el acceso al conocimiento técnico. Y ayuda a que la experiencia deje de ser una barrera para quienes recién comienzan.

UNA PROFESIÓN QUE NOS PONE A PRUEBA

De aquella experiencia me llevé muchas cosas. Pero sobre todo, la certeza de que esta profesión es desafiante. No porque sea difícil. Sino porque nos obliga a dar lo mejor de nosotros mismos, tanto en lo técnico como en lo humano.

Tomar una decisión como la que tomé aquel día —detener la perforación, levantar toda la operación y cambiar de locación— implicaba ir en contra de los tiempos, de la producción y de muchas expectativas. Pero fue la decisión correcta. Protegió vidas. Protegió recursos. Y me recordó que el corazón de nuestra profesión es el cuidado del ser humano.

Para quienes están por recibirse, para quienes están por dar sus primeros pasos: no le teman a la responsabilidad, pero tampoco crean que deben cargar con todo solos. La tecnología está para ayudarnos. La IA es una herramienta poderosa que puede darnos respuestas, ampliar nuestra mirada, comparar con situaciones puntuales y asistirnos cuando mas lo necesitamos.

La experiencia es valiosa, sí. Pero el acceso al conocimiento técnico ya no tiene por qué depender únicamente de los años en el campo. Hoy, la tecnología puede poner en nuestras manos ese conocimiento en cuestión de minutos. Y eso, más que una ventaja, es una revolución silenciosa.

La mayor cantidad de egresados son jóvenes sin experiencia, y estamos llamados no solo a cuidar, sino también a transformar. A crear entornos seguros, humanos y cada vez más inteligentes. Y si en el proceso tenemos la humildad de aprender, la valentía de decidir y la sensibilidad de cuidar, entonces estamos haciendo las cosas bien. 🙌🏼